domingo, 13 de junio de 2010

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Desde que empezó el año, mi cerebro viene carcomiéndome con respecto a cuestiones tales como: ¿cómo formar parte activa del cambio educativo? ¿De qué manera aportar? ¿Cómo cambiar la educación para cambiar el mundo? (si, suena idealista al extremo, pero ponele) ¿De qué manera enseñar “la lengua”, “el lenguaje”, la literatura”?

Creo en la transformación social. Creo en los proyectos y en las luchas de todos los días. Y la educación es una arista tan fundamental. La educación que, como decía Paulo Freire, debe ser liberadora, debe emancipar y emancipar-nos. Y es pensando en estas cosas que empiezo a conceptualizar un rol que por momentos me es ajeno, la docencia o el-ser-educadora.

El conocimiento de la lengua es una forma de enfrentarse al mundo. Lo es también la enseñanza-aprendizaje-incorporación-apropiación de la lengua, del lenguaje. Conocerla para problematizarla. Problematizarla para enfrentarla, enfrentarla para proponer cosas-otras.

Que el lenguaje es un instrumento de poder, no es novedad. El lenguaje construye sentido, establece lo-que-se-habla, y quienes-lo-hablan: ese “quienes” que legitima a unxs sobre otrxs. Y son esos quienes, dueñxs del poder de la palabra, lxs que establecen las normas que nadie cuestiona, los patrones que nadie problematiza.

Ahora bien, conocer el lenguaje implica poder enfrentarlo. La cuestión está en cómo enseñar-todo-eso-que-pensamos-es-fundamental. ¿De qué manera?

La práctica de la escritura. De la lectura. Creo que ahí está el núcleo de todo. En el poder re-apropiarnos de la lengua para, mediante la práctica de la escritura y de la lectura, aprender a pensarnos, a re pensarnos, a escribirnos y a escribir la historia de manera diferente. Sabiendo que también somos parte de ella. Incorporar el lenguaje, hacerlo carne, implica también el poder ponernos en palabras: poder escribirnos, nombrarnos, leernos. Existir, de alguna manera. Y ahí está la importancia de la enseñanza del lenguaje. Ahí es donde debemos insistir.

La lengua ya no debe ser de unxs pocxs. El mundo, la historia, la memoria, el pasado, no pueden ser escritos de una sola manera.

Re pensarnos y apropiarnos de esa lengua implica que podamos re escribir esa historia, esa memoria, ese pasado, y, fundamentalmente, a nosotrxs mismxs.

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6 comentarios:

  1. Menudo tema. Creo que hay que revalolizar las normas, porque eso permite la transmisión, dando empuje al crecimiento del vocabulario (nadie quiere emplear a quien maneja sólo unos cuantos cientos de palabras sin especificar). Quien escribe mal hoy, quien no logra expresarse, ya es presa de la discriminación a futuro. Un procesador de texto (en el caso de saber usarlo) no es la panacea. Un vocabulario fluido y el manejo de las estructuras complejas del idioma, sí. Me sublevan un poco los discursos creativo-facilistas para el aula que proponen actividades de argumentación oral (difícil lo veo para quien no maneja las relaciones causales), o el guión radial (complejo para quien desconoce el uso de los tiempos del pasado para poder narrar algo).
    Trabajo, estudio minucioso y serio, normativa. Puede que no suene divertido. Es cierto. Pero esa no es la función de la trasmisión del conocimiento.
    Conocer las estructuras de la propia lengua asegura nada menos que) poder estructurar el pnsiento en el momento de la expresión. En este caso la gallina antecede al huevo.
    Un saludo ;)

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  2. Nos (pre)ocupamos por asuntos cercanos, a veces superpuestos. Me resulta ineludible pensar desde la práctica de la escritura-reescritura. Creo que cada vez más es necesario hablar de las operaciones que producimos en nuestros textos de manera no siempre consciente. El trabajo con ese juego entre "lo dicho", "lo decible", "lo-que-dicen-otros-a-través-nuestro".
    Pero cómo siempre, una y otra vez, ¿desde dónde arrancar? Como nos marca el compañero Paulo, creo que también tenemos que tomar en consideración a lxs otrxs con los que vamos a reflexionar sobre estas cosas. Si planteamos que hay que leer entre líneas los textos canónicos para poder desarticularlos y volverlos a escribir, también tenemos que establecer dinámicas y mecanismos adecuadas para que eso se haga operativo. Es decir, antes de hacer un nudo nuevamente, creo que tenemos que lograr elaborar propuestas concretas (¿manuales? ¿propuestas? ¿talleres?) para llevara los cuerpos escribientes (no "cuerpos parlantes") a reescribir su anatomía social y biológica.

    No sé. Seguiremos pensandolo.

    Besos,

    S.

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  3. Y en eso se supone que estamos, muchachxs. Aunque falte tanto por pensar (y por probar, y por errar, y seguir probando ...)

    Besos Santi
    Saludos Fiamma =)

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  4. sabes? yo creo que la literatura, la escritura y la lectura como partes de un proceso son importantes armas en la apropiación de sí mismos.
    pero la lectura, la capacidad de leer a otros y de encontrarnos en su mundo, es el desafío. el que sabe leer se puede escribir. y la escritura es el paso necesario para transformar el no ser en el ser pleno.
    salutes

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  5. Hola! por casualidad encontre tu blog, y aca me quede =)
    sobre esto que escribis, ademas del aporte de Freire, quizas te interese el de Claudio Naranjo

    www.claudionaranjo.net

    (hay de todo en la web, y entre todo, una parte dedicada a la educacion... )
    saludos
    ivana

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  6. Muchas gracias Ivana! Los aportes siempre vienen bien.

    Y bienvenida =)

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