jueves, 17 de septiembre de 2009

II

tenía que preparar un final para una materia, y pensando en los temas que habíamos visto, me acordé que la pregunta que me había surgido era… si después de michel foucault vino gilles deleuze a rompernos el bocho, después de deleuze … ¿quién viene? ¿qué pasa con las sexualidades, con los cuerpos en una sociedad de control en la que dejamos de ser individuxs para pasar a ser dividuxs (seres identificables con un código)? y así, por esas casualidades para nada casuales, conocí a beatriz preciado, y ahí empecé a preparar mi tema para el final: cuerpos intervenidos científicamente, biopolíticas que pesan sobre esos cuerpos, mercado farmacológico del que somos esclavxs.

preciado plantea que estamos actualmente viviendo en una era “fármaco pornográfica “, en la cual el cuerpo, como artefacto, adquiere un estatuto natural: es decir, socialmente aceptamos sin quejas ni discusiones el que se nos tome por máquinas posibles de moldear, de modificar con la simple compra de una pieza técnica nueva. el control de la sexualidad y de los cuerpos pasa a ser farmacológico: control molecular, “que se introduce en el cuerpo prometiendo liberar o mejorar la sexualidad”, para lo que contamos con pastillas anticonceptivas, pornografía digital o gráfica, viagra, entre otros.

desde el fin de la segunda guerra mundial, “nos adentramos en una fase de tecno capitalismo ultra avanzado, en el cual se crean nuevas plataformas de control de la subjetividad: se produce un sujeto/a permanentemente conectado/a a las redes del deseo. no se busca satisfacer, se busca excitar”, dice preciado. y es ese mercado del que habla, el farmacológico, quien se encarga de ayudarnos en la búsqueda de lo que necesitamos, para cuando lo necesitamos: si te duele la cabeza, tomate esto. si te duele el alma, tomate esto otro. si no podés tener hijxs, lo mismo. al decir de preciado, ya no podemos determinar qué viene antes: si el dolor-problema o la “solución”. absolutamente todo pasa por las redes de este capitalismo-pulpo que todo lo atrapa, transformando a la ciencia en una suerte de religión: todo puede ser transformado. incluso un cuerpo, incluso nosotrxs. somos programaciones, dice preciado, político somáticas: somos seres cyborg, retomando la definición de donna haraway, “mitad organismo-mitad cibernética”, cuerpos robots, intervenidos, “corregidos” por otrxs. incluso nuestras subjetividades son, hoy por hoy, intervenidas: definidas por las sustancias que dominan nuestros metabolismos o las prótesis cibernéticas que se vuelven nuestros agentes o los deseos fármaco pornográficos que nos orientan.

la pregunta que me surge es dónde quedó la autonomía, y cuál es la resistencia. me enloquece pensar que estamos atravesadxs en un mismo cuerpo por diferentes regímenes de poder: yo decido cuando me hago las tetas, pero el estado (y la iglesia) deciden si puedo (o no) hacerme un aborto. yo decido operarme la nariz, pero ellxs deciden cuándo y cómo debo hacer el cambio de sexo...

preciado llega a este punto, y le discute a foucault: para ella, los cuerpos ya no son cuerpos “dóciles”. se vuelven potencias políticas. capaces de resistir, de crear nuevos lazos, nuevas redes, y organizarse para conformar nuevas formas de subjetivación.

somos creatividad en potencia. somos posibilidades latentes. somos peligros y riesgos y resistencias y luchas. y en todo eso está nuestro desafío.

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